Casi a todos nos ha pasado que, cuando deseamos saber algo con que nos
mantiene intrigados se nos cruza por la cabeza la posibilidad de acudir a los
amarres de amor con el objetivo de esclarecer nuestras dudas o confirmar esos
presentimientos que llegan a quitarnos el sueño.
Algo similar, ocurre cuando empezamos a sentirnos mal de manera
estrepitosa y ningún médico ha podido dar con el mal que nos aqueja, de pronto
nos ponemos a pensar que alguien no ha lanzando un maleficio con la intensión
de vernos decaídos, enfermos y fracasados.
Este tipo de circunstancias nos llevan a pensar que solo los amarres
de amor y los curanderos y
maestros hechiceros, podrían ayudarnos a
liberarnos de esas malas energías, despejar nuestras dudas y liberarnos de
posibles maleficios o hechizos que han sido lanzados sobre nuestras vidas mediante
un rito de florecimiento.
En los las últimas décadas la imagen de estos personajes ligados al
curanderismo y la hechicería, han ido ganando buena fama en el común de la
sociedad, ya que antes hablar o necesitar de ellos era considerado como un
pecado mortal, pues se estaría algo muy malo ligado a la brujería o situaciones
diabólicas e incluso pensar en una limpia con florecimiento era mal visto.
El famoso baño de florecimiento
En la actualidad, estos estereotipos han cambiado y ya no es novedad ver
a un curandero realizar un baño de florecimiento,que por lo general
cobran mayor demanda en las fiestas de fin de año.
Así que, si estás sientes que tu vida está de cabeza y todo te va mal o
quizá alguna enfermedad extraña viene desgastando tu existencia, no descartes
en visitar a uno de estos expertos que con la ayuda de un rito de florecimiento, aliviar tus
pesares.











